Alquiler de Yates en Croacia

Tu viaje por Croacia en yate comenzará en Dubrovnik, una preciosa ciudad fortificada que se alza sobre el mar Adriático, con sus elevadas murallas protegiendo un casco antiguo de calles empedradas, jardines exóticos cargados de limones y granadas, un horizonte precioso de palacios ornamentados e iglesias barrocas. Pasa una tarde espléndida explorando, y asegúrate de caminar por la parte superior de las murallas de Dubrovnik, donde los fans de Juego de Tronos estarán encantados al identificar algunos de sus escenarios favoritos del Desembarco del Rey.

Cuando caiga el atardecer, dirígete a alguno de los famosos bares de Dubrovnik, cuyas terrazas están construidas en las murallas y tienen unas vistas increíbles del cielo y del mar, antes de ir a uno de los restaurantes de alta cocina de la ciudad, como el 360, donde las mesas de paño blanco se encuentran sobre los muros de un palacio barroco. Es una de las mesas de mayor glamour de todo Dubrovnik.

Desayuna en la cubierta mientras el yate navega por las brillantes aguas del Mediterráneo Oriental, a la vez que las altas murallas de Dubrovnik se pierden en el horizonte. Tu primera parada es la isla de Mjlet, donde descubrirás un paraíso prístino y salvaje repleto de bosques verdes y lagos transparentes.

Los submarinistas pueden empezar el día buceando para explorar las espectaculares cuevas y corales de la costa, mientras que los que buscan los mitos mediterráneos pueden nadar o ir en barco a la Cueva de Odiseo, donde se cuenta que el héroe de Homero fue retenido por siete años por la ninfa Calipso. Los caminos de bosque de Mjlet son el sitio perfecto para pasear o alquilar una bicicleta, mientras que la costa se ve salpicada por pueblos preciosos y casas abandonadas, cuyas piedras se derrumban entre los olivares.

Con todo, lo más destacable de Mjlet son los dos lagos interiores de Malo Jazero y Veliko Jezero, conectados con el mar por un canal muy estrecho, y son el lugar perfecto para nadar y hacer kayak. Hay una pequeña isla en medio de Velinko Jezero, donde un monasterio benedictino del siglo XII se encuentra en la orilla, y la isla cuenta con un pequeño restaurante para disfrutar de un plato de marisco. Tras un día relajado en la naturaleza, pasarás la noche anclado en Mjlet, cenando en la cubierta del yate junto al mar plateado.

A la mañana siguiente, el yate zarpará temprano hacia Vis, otra isla muy famosa por su belleza. Vis se compara a menudo con Capri (pero sin las aglomeraciones) e incluso cuenta con su propia Gruta Azul en un islote al lado de la costa. Vis es un lugar para relajarse y disfrutar, ya sea nadando en una preciosa cala rodeada de acantilados, paseando por los viñedos ondulantes o descubriendo las refinadas ciudades portuarias venecianas y las calles estrechas de Luka, Komiza y Kut.

La isla estuvo aislada del mundo durante muchos años como base militar, por lo que su desarrollo es mínimo y la arquitectura veneciana se ha conservado de forma espléndida. Tras tanto tiempo de aislamiento, la isla está experimentando un resurgimiento gastronómico, con bulliciosas cafeterías y bares frente al mar y una sensación de convivencia que hace que muchos visitantes opinen que Vis es la mejor isla de todo el país.

Sin duda, Vis dispone de algunas de las mejores playas de la Costa Dálmata, tanto de piedra como de arena, por lo que puedes pasar un día feliz y tranquilo anclado, jugando con juguetes acuáticos y nadando en calas solitarias para luego desembarcar para dar un paseo vespertino y tomar una copa en un bar frente al mar.

Aumenta el nivel de lujo en el cuarto día, cuando el yate esté en dirección a la isla ‘’ultra-chic’’ de Hvar. Si la Costa Dálmata de Croacia fuera la Riviera Francesa, sin duda alguna, Hvar es su Saint Tropez. Atraca el yate en el puerto de Hvar, donde todos los superyates se reúnen, y baja a tierra para dar un paseo por las calles de mármol, comprar en las boutiques de diseño y descubrir la preciosa catedral. Los más aventureros querrán alquilar una moto o un chófer para explorar los increíbles parajes de la isla, con campos de lavanda y romero de dulce aroma, muros de piedra seca y pueblos pintorescos.

Se podrá almorzar en la terraza a la sombra de un palacio del siglo XV en el restaurante Palace de Paladins, mientras que los amantes de la playa podrán pasar una tarde larga cenando y tomando el sol en el Carpe Diem Beach Bar, un sofisticado refugio de la lista A al lado de la costa en las exuberantes islas Maklemi.

Una vez caída la tarde, dirígete al Hula Hula Beach Bar, de estilo bohemio, para disfrutar de música en directo y bañarte en las rocas, para cenar después en la mesa más elegante de la ciudad, en Giaxa. La vida nocturna de Hvar es legendaria, con el Carpe Diem Club y el Pink Champagne Bar dominando la escena de los clubes after hours.

Disfruta de una mañana sin alarmas mientras el yate se dirige hacia Brac, despertándote para el brunch en cubierta ante Bol, una de las playas más bonitas de Europa. Una franja de arena blanca muy estrecha se extiende desde el bosque, y las aguas cristalinas de color zafiro crean el lugar idóneo para pegarse un baño refrescante y disfrutar de algo de acción con los juguetes acuáticos. Los apasionados de la naturaleza querrán ir a las montañas para ver los lagos multicolores de Brac y la preciosa vista desde la cima del monte Vidora Gova, y los aventureros no podrán evitar nadar en uno de los antiguos rediles submarinos excavados en lo más profundo de la cosa.

Brac tiene una historia muy bella por explorar, desde los preciosos monasterios y ermitas de los acantilados hasta el pueblo de Skip, de 5.000 años de antigüedad. Brac también cuenta con una famosa historia de extracción de su piedra caliza blanca, la cual se envió a América para construir la Casa Blanca a finales del siglo XVIII, hasta que los esclavos la extrajeron para el palacio de Diocleciano en Split hará unos 2.500 años.

Pasa un día relajado disfrutando de los diversos placeres de Brac antes de volver al yate para pasar una noche tranquila anclado.

Hoy el barco zarpará hacia Trogir, la ciudad románico-gótica mejor conservada de toda Europa. Trogir es una pequeña isla amurallada unida a Croacia por un puente, y la mezcla de tejados de terracota roja, torres altas y palmeras contrasta intensamente con el mar azulado. Nombrada por National Geographic como una de las diez mejores ciudades insulares del mundo, Trogir, que también se encuentra en la lista de la UNESCO, conquista con sus palacios renacentistas, sus calles pavimentadas con mármol y sus excelentes iglesias de piedra, incluyendo la Catedral de San Lovo, de un diseño espléndido.

Por la tarde, aquellos que quieran vivir una última experiencia en la lisa podrán llevar el yate a Drvenik Mali o Drvebik Veli, al lado de la costa, para disfrutar de una tarde de baño y relax antes de volver al puerto para disfrutar de la bulliciosa escena de bares y cafeterías del paseo marítimo de Trogir.

Tu fletamento terminará en Split, una ciudad dálmata muy animada rebosante de tesoros. Lo más destacado es su casco antiguo, donde Diocleciano construyó su palacio en el siglo IV a.C., y que ahora conforma el centro de un distrito histórico de un gran encanto e interés. Visita la concurrida plaza, contempla la ciudad desde el campanario de la catedral y pasea por las calles estrechas, donde los fanáticos de Juego de Tronos podrán reconocer las calles de Bravos y Mereen.

Nadie quiere dejar nunca su yate fletado en Croacia, pero si hay que hacerlo, Split es el lugar en el que uno menos lo lamenta. Recomendamos pasar una noche adicional aquí tras el desembarco para disfrutar de esta increíble y apasionante ciudad incluida en la lista de la UNESCO. La costa dálmata de Croacia es un verdadero paraíso para los navegantes.